Fanática De Las Cabinas
- The Master
- 14 feb 2016
- 5 Min. de lectura
Me llamo Julieth y tengo una debilidad, me encanta ver porno, pero en casa no puedo realizar esta actividad de manera tranquila ya que vivo con mis familia y es difícil encontrar un momento para hacerlo, así que para evitar ser descubierta mientras realizo esta candente actividad decidí un día ir a una sex shop y rentar una cabina, la sensación me encanto debo decirlo y de ahí en adelante me volví fanática de ellas, no las visito tan frecuentemente solo cuando ya la necesidad de ver porno es inaguantable, en una ocasión convencí a mi amiga Diana de acompañarme ella es muy recatada y me costó convencerla pero al fin acepto y fuimos juntas.
Ya ahí rentamos la cabina y entramos juntas a ver la película, Diana Me dijo: No te pases esto me da mucha vergüenza, Le dije No te preocupes solo será un rato y ya aquí dentro nadie te molesta. Empecé a ver la película y como ya es de imaginarse después de un par de minutos de observar en la película las escenas candentes entre una pareja me calenté, le decía a mi amiga “mira que bien esta ese chico y como se lo hace a la chava, se ve que lo está gozando, como me gustaría ser yo a la que le hacen esas cosas, mi amiga no salía de su asombro y casi ni miraba la pantalla, las escenas fueron cada vez más excitantes con lo que fue inevitable empezar a tocarme mi cosita sobre las pantys, y masajear uno de mis pechos, Diana enseguida reacciono y me dijo: No inventes Julieth te estas masturbando, ¡claro, si no a que vienes a ver porno!, además mira el pene de ese chico está muy bien y ya se me antojo, mira como ya tengo de mojada mi tanguita, si por mi fuera me dejaba que me hiciera lo que él quisiera y ni cobraba, está muy guapo y que músculos tiene es un verdadero galán.
Ya bastante caliente por la situación desabroche mi blusa y subí mi falda para poder tocarme libremente mi cuerpo.
Te pasas Julieth, ¿”nada más me trajiste para ver cómo te metes el dedo”?, - ¡y también para que veas como masajeo mis tetas y toco mis nalguitas!... Ahora que si me quieres echar la mano. – “Ni loca, hasta has de ser lesbiana. Para nada amiga pero es que me prendo mucho viendo las escenas y el juguete del galán esta de muy buen ver, ya hasta se me antojo uno así para que me complazca y me baje lo cachonda.
En eso nos llevamos el susto de nuestras vidas pues se escuchó una voz masculina diciendo, “Aquí tienes el mío para lo que se te ofrezca mamacita rica” volteamos a un lado de la cabina y ahí estaba a través de un orificio, el pene del chico que estaba rentando la cabina de al lado, al instante nos sacamos de onda y más mi amiga que ya con lo que sucedía ahí dentro no podía creerlo, imagínense cuando apareció ese miembro por el agujero de la cabina, y es que no nos percatamos que era una cabina contigua y menos del hoyo, pero yo estaba tan caliente y deseosa de sexo que lejos de espantarme me acerque hacia él.
Julieth ¿¡qué vas a hacer me pregunto Diana!? Pues no siempre se presenta la oportunidad de que alguien se ofrezca a calmarte las ansias de tener sexo y además en una cabina, no pienso desaprovechar la oportunidad amiga así que con tu permiso.
Me desnude por completo, y empecé a sobar ese rico pene que colgaba a través del orificio de la cabina no tardó mucho en ponerse duro así que proseguí a darle una suculenta sesión de sexo oral, mientras seguía tocándome mi cosita y masajeándome mis tetas, después de una rato ya no aguante las ganas de sentir dentro de mi vagina aquel suculento manjar, así que me puse de pie frente al agujero y me metí ese duro pene y empecé a mecerme de atrás hacia adelante, quería sentirlo más adentro así que le dije a Diana “anda ayúdame dame un besito en el cuello para sentir más rico o por lo menos empújame de las nalgas para que entre más quiero sentirla toda, - Estas loca yo no voy a participar en tu locura, ya bastante hago con no salir corriendo de aquí, que vergüenza – y al ver la negativa de mi amiga por ayudarme o participar decidí darme la vuelta y poner mis nalgas pegadas al orificio con mis piernas abiertas para así poder meterme hasta el fondo de mi vagina todo ese rico y duro pene. Que rico estaba sintiendo, el chico era aguantador y entonces tuve un orgasmo mis jugos empezaron a escurrir por mis piernas y estas empezaron a temblar de placer estaba empapada y muy caliente, estaba disfrutando de aquel momento y además la sensación de que además éramos observados por mi amiga aunque ella aun no salía de su asombro y hasta enojo por lo que la había obligado a presenciar, esto me calentaba aún más así que seguí moviéndome para seguir sintiendo ese rico pene entrar y salir de mi vagina, tuve tres orgasmos antes de que el chico acabara, estaba verdaderamente empapada y con las piernas chorreadas en eso el chico dijo – me voy a venir – así que me di vuelta y me agache para ahora masturbarlo con mi mano y acerque mi cara, abrí mi boca y le daba de lengüetazos en la cabecita, quería recibir todo su semen con mi lengua, cuando llego al clímax exclamo un grito de placer y salpico toda mi boca y cara con su caliente y espeso semen el cual escurrió por mi cara y cayó en mis pechos y cuerpo, introduje su pene en mi boca y seguí absorbiendo para dejarlo completamente seco, que delicia exclame satisfecha.
Quede verdaderamente exhausta con aquella sesión de sexo que me tendí en el sillón de la cabina, el chico aún tenía su miembro en el orificio pero ya perdido parte de la erección así que le dije a mi amiga - ¡Ándale Diana, dale unos besitos y a lo mejor revive y te complace a ti también, no seas espantada!, - ¡Ni loca yo no sería capaz de tener relaciones con un desconocido, mi moral y decencia me lo impide, y por favor vístete y vámonos ya.
Después de esa loca y excitante experiencia lógicamente me volví adicta a las cabinas, aunque no siempre encontraba a un aventado que me ofreciera sus servicios, pero aun así me encantaba ver la película y satisfacerme sola. Mi amiga Diana después de ese día jamás quiso volver a acompañarme, pero en una ocasión que fui a las cabinas el empleado de allí me dijo están ocupadas todas pero aquella ya está por quedar libre así que espere y cuál fue mi sorpresa que cuando se abrió la puerta salió mi amiga Diana, -¡no que tu moral y decencia no te permitía este tipo de cosas, eres una hipócrita y caliente amiga! - ¡No Julieth, no es lo que piensas, solo tenía curiosidad! – ¡Cállate ya Amiga y ándale mejor acompáñame a entrar y así pasamos otro rato de placer juntas que te parece! ¡Igual y sale un aventado que nos complazca a las dos y si no pues nos complacemos solas no crees!
Así que entramos las dos a la cabina y pasamos otra inolvidable experiencia pero ahora ambas disfrutamos fue algo increíble y lleno de erotismo.
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