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Profesora

Hace poco tuve una temporadita de muchísimo trabajo y presiones. Andaba como loca con una serie de entregas en el trabajo, proyectos personales y era fin de semestre en la Universidad en la que doy clases, por lo que tenía que estar revisando trabajos, exámenes, etcétera. Una noche, al terminar la clase, mi asistente me dijo que me había notado muy estresada últimamente y me preguntó si tenía algún problema, contesté que no y le expliqué por qué estaba tan tensa.

- ¿Por qué no me acompaña a una reunión?

- ¿Cómo crees, Fer?

- ¿Qué tiene?

- Que soy profesora y no puedo salir con alumnos.

- No es mi profesora y la reunión es de unos cuates que no tienen nada que ver con la escuela. No va nadie de aquí. En serio.

- Mmm…no sé, estoy cansada.

- Así se relaja, se toma un par de tragos, platicamos y se va a su casa a descansar.

- Puede ser.

- Se distrae y mañana trabaja mejor.

- ¿Seguro que no va nadie de aquí?

- Seguro, maestra.

- OK. ¿Traes coche?

- Sí, pero le puedo decir a mi hermano que se lo lleve y así nos vamos en su coche, si no le molesta.

- No, me parece bien.

Así pues nos fuimos en mi coche a la reunión. Durante el camino, Fernando iba coqueteándome, diciendo que desde antes que fuera su maestra –lo que había sido el año pasado- me había visto en la universidad y se había quedado impactado…por supuesto que exageró, pero me levantó el ego. Llevaba una falda negra poco arriba de las rodillas, con una abertura en los costados que él disfrutaba notoriamente. Siempre me ha gustado ver cómo los hombres de atontan cuando ven mis piernas o mi escote, en este caso como era un joven de poco más de 20 años, su descaro al verme era más evidente. Eso me divierte y me excita; me da una sensación de poder que disfruto mucho. Llevaba una blusa azul cielo ajustada, con un cierre al frente, el cual bajé hasta la verse la separación de mi busto. Por cierto que a Fer se le iban los ojos, ya que estando de lado se tiene una mejor vista.

Llegamos a la reunión y en efecto no había nadie de la Uni, o al menos ningún alumno que yo conociera. De hecho me sorprendió ver a Fer en ese ambiente. Él es un muchacho serio, atlético, muy buen estudiante, gente bien –como se dice- y el ambiente de la reunión era algo oscuro. Algunas de las personas que ahí estaban parecían de alguna pandilla o algo así; chavos con aretes, tatuajes, algunos con vestimenta dark, otros más convencionales –playeras y jeans- y por supuesto, alcohol, música ensordecedora y fumando a muerte no sólo tabaco, claro.

Era una casa grande, amplia, así que la gente estaba regada por las diferentes habitaciones. Después de platicar un rato con unos amigos de Fer, nos acomodamos él y yo en un sillón, aunque enseguida fue por unas bebidas. Aunque me parecía un muchacho muy atractivo –es alto, fornido (está en el equipo de futbol americano de la Uni) guapo, nalgoncito y con unos labios deliciosos- la noche hasta ese momento no tenía indicativos de que algo sucediera, además él es un alumno y yo una profesora; podrían correrme si algo pasa y se enteran en la Universidad. Pero las cosas pronto cambiarían.

- Qué bien acompañado estás, pinche Fer. Está re buena la vieja esa.

- ¿Te la estás tirando, cabrito?

- Eso quiero, pero me late que no afloja. Es maestra de la Uni, entonces no creo que afloje. Como soy alumno. Ya sabes, puras mamadas de ética y la madre.

- Tiene unas nalguitas…yo sí me la chingaba, compadre.

- Dicen que es bien piruja, que le afloja a los profes y que se la tira el director. Pero pues quién sabe. Pero cómo se me antoja. Por eso me metí de su ayudante, pero no ha habido chance de meterle mano.

- Se ve que le gusta la reata. Con ese culo que se carga. ¿Te la quieres tirar, güey? ¿Ahorita, cómo vas?

- A huevo.

- Nomás mochilas (comparte).

- Va, nada más me la fajo, me la empiezo a tirar y le caen.

- Ya estuvo.

- ¿Cómo le hago o qué?

- Deja le pongo esta madre en su drink.

- No chingues, ¿qué es eso?

- Es como éxtasis. Con que la calientes un poco se va a poner cachondísima.

- Te va a rogar porque te la cojas, cabrón.

- Está chido, pero no le va a pasar nada a ella, verdad?

- Claro que no, no seas pendejo. Ya que te la quieras tirar, llévatela a mi cuarto y ahí le caemos, ¿estamos?

- Estamos.

- ¿Todo bien?

- Sí, ya sabe unos amigos que me empezaron a interrogar.

- ¿De?

- Pues de usted, maestra.

- Que me hables de “tú”. Afuera de la escuela soy Tere.

- OK. Tere.

- Eso. ¿Y qué te preguntaban?

- Que si eras mi chava, que si era tu amante, ya sabe.

- Mm, ¿y qué les dijiste?

- Pues que no. Me encantaría, a quién no, pero ni es mi chava ni mi amante o yo el suyo.

- ¿Y sí te gustaría?

- Pero como no, si está…estás guapísima, tienes mucha personalidad, eres inteligente y tienes un cuerpazo.

- Pero estás muy chico para que yo sea tu chava.

- Bueno, hay otras opciones. ¿Está bien tu vodka?

- Sí, muy rico. Gracias. Así que…hay otras opciones.

- ¿O no?

- Tal vez, tal vez.

- Nos podemos divertir, pasarla bien…con discreción. No todo es trabajo. Además tenemos pretexto para vernos después de la Uni.

- Eres tremendo. Ya veremos.

Luego de un rato, empecé a sentirme un poco extraña, no era totalmente consiente de lo que pasaba y sentía en mi cuerpo la música electrónica que habían puesto. Nunca ha sido de mis favoritas, pero esta vez sentía el ritmo en mi cuerpo, en mis venas, fue muy excitante. Bailamos un rato, no tengo idea si fue mucho o poco, pero me parece recordar que fue cuando Fer comenzó a insinuarse más, acariciarme y agarrarme descaradamente las nalgas y creo que me besó.

Cuando nos sentamos bebimos un poco, me recargué en el respaldo del sillón, crucé la pierna y entonces me besó. Me acarició la pierna cruzada, desde la cadera hasta la rodilla y de regreso subiendo un poco la falda hasta poco más arriba del muslo, me bajó el cierre de la blusa hasta medio abdomen, teniendo así fácil acceso a mis tetas y el brassier negro que llevaba.

- No, Fer…-bajó su mano y la puso en medio de mis muslos tratando de llegar lentamente a mi sexo- me tienes ardiendo.

- Qué piel tan suave…estás calientita…estás empapada, tu panty está empapada…-la verdad estaba mojada hasta los muslos, muy pocas veces recuerdo haberme mojado tanto- ¿quieres que me detenga? ¿Ya te quieres ir? –no dejaba de acariciarme la entrepierna cerca de mi panochita.

- No, no te detengas…-lo besaba-

- ¿Qué quieres que haga?

- Cógeme, métemela.

- Te va a entrar delicioso…-lo besé otra vez y él me acarició las tetas y seguía bajándome el cierre de la blusa. No sé por qué pero no me importó que no estuviéramos en privado, de hecho cada vez me excitaba más y no me hubiera importado que me cogiera ahí mismo. Me incliné sobre él, le acaricié el enorme paquete, le abrí los botones del pantalón, busqué la apertura del bóxer y le saqué la verga…mmmmm, estaba deliciosa, larga, grande y curveadita. La lamí un poquito y después comencé a mamársela ahí mismo, en el sillón; él me levantó la falda hasta la cintura y dejó mis nalgas al aire para acariciarlas, darme algunas palmaditas y que quien quisiera me viera las nalgas y mi pequeña panty negra. Dentro de mi inconciencia, recuerdo que me excitaba exhibirme mientras estábamos fajando-

- Mmmmmmmmmmmmmm…mmmmmmmmmmm…la tienes enorme…mmmmmmm

- Aaaaahhhhhhh…qué rico, síguele, Tere, así…así…qué ricas nalgas, cómo he fantaseado con tus nalgas…métetela toda…hasta adentro…buena garganta, maestra.

- Mmmmmmm…mmmmmmmm…¿fantaseas conmigo?...enserio?

- Muchos…fantaseamos una orgía con usted y su hermana. –me di cuenta que le excitaba hablarme de usted, porque a fin de cuentas se iba a coger a una profesora, así que dejé que satisficiera su fantasía.

- Mmmmmmmm…mmmmmmmmmmm…mmmmmmmmmm…mmmmmmmm…-me senté sobre él para montarlo sin penetración, pero él trató de colocar su verga en la entrada de mi conchita-

- No, aquí no. Vamos a un cuarto...-le dije con poca voluntad.

- Quiero que vean mis amigos, cómo me cojo a la profesora más rica de la Uni –me decía mientras me masturbaba. Quiero que vean cómo me cojo a la que todos se quieren coger. –oí cómo cerraban una puerta, pero no sabía ni quién la cerró, ni en qué parte de la casa estábamos, ni quiénes estaban en el cuarto con nosotros. Sólo sé que estaba incontrolablemente caliente y locamente deseosa de que me dieran una rica cogida.

- Cógeme, métemela de una vez. Quiero cabalgarte, Fernando –le dije mientras me hincaba sobre él, hacía a un lado mi panty, él acomodaba su vergota en la entrada de mi panochita y yo me sentaba en su reata poco a poco para empezar a cabalgarlo- Ay, la tienes enorme…uy, qué rico…-empecé a moverme en círculos y luego haciendo ochos con mi cadera.

- Qué rico coge, profesora –me quitó la blusa y desabotonó el bra por enfrente- ¡qué tetas! –me las pellizcó y mordisqueó mis pezones, al tiempo que enrollaba más mi falda en la cintura y me daba unas nalgadas.

- Ay, sí, dame nalgadas, Fer…fuerte…a-a…

- Perversota, la teacher…qué rico…-se escuchó una voz masculina detrás de mí.

- Nos vamos a divertir mucho, preciosa. –dijo otra persona; yo me excité más, yo me incliné hacia atrás para que Fer tuviera una mejor vista de mis tetas y yo sentía más su verga. Luego de unos minutos, me di la vuelta, sentándome en la reata de Fer dándole la espalda –la música electrónica seguía, pero ahora era muy cachonda, así que me empecé a mover al ritmo de la música. Había poca luz y de repente estaba alguien hincado frente a mí.

- Ya vi que le gusta mamar reata, profesora, se va a comer esta –entonces se puso de pie y me acercó a la boca su oscuro palo, el cual me llevé a la boca y empecé a mamarlo.

- Mmmmmmm…mmmmmmm…mmmmmmmmmmmmm…

- Me encanta su culo, maestra. Mejor de lo que imaginaba. Aaaaahhhhhhh…qué rico coge…se me hace que los chismes son ciertos, maestra. A usted se la coge todo el mundo. Se la coge el profesor Alejandro, el profesor Roberto, el director…y cuántos alumnos se la habrán tirado, maestra. Es bien güila…

- Métemela de perrito, Fer…

- Siéntate en el sillón, Johnny, que te la mame mientras me la cojo.

- Vas. –me puse de perrito, se la seguí mamando al amigo de Fer y él me la metió por atrás-

- Mmmmmmm…ay, qué ricas vergas tienen, cabrones…mmmmmmm…mmmmmmm

- Lámeme los huevos…chúpalos…ay, así, qué rico…otra vez lámemela…

- ¡Qué culo, maestra! –me daba nalgadas mientras seguía su bombeo. Era delicioso cómo metía y sacaba su cosota; de las más grandes que me han metido- ¿le gusta, maestra? ¿así quiere que me la coja?

- M-hm, así, papito, así…mmmmmmmmm…mmmmmmmmm…mmmmmmmm

- De haber sabido me la tiro desde hace tiempo, maestra.

- Cuando quieras me coges, cabrón...mmmmmmm…mmmmmmmmm…mmmmm

- Eres toda una putita, maestrita…¿te gustan estas dos vergas? ¿eh?

- Sí, me encantan…mmmmmmmmm…mmmmmmmmmm…mmmmmmm

- Quiero metértela, perrita, móntame, quiero sentir tu panochita calientita. –se recostó en el sillón, que era como un futón y lo monté, al poco tiempo me inclinó sobre él y me lamió las tetas; yo estaba ardiendo y sólo quería que me cogieran como fuese. Fer me sorprendió y empezó a lamerme el culo…mmmmmmm…fue delicioso, me lo lubricó y empezó a abrirme el culo poco a poco.

- Ay, qué rico, Fer, síguele.

- Mmmmmmmm…qué culito tan rico, maestra…mmmmmmmm…mmmmmmmm

- Qué rico me la metes…

- Tú coges delicioso y estás buenísima, Teresita.

- ¿De veras te gusta?

- Claro…

- Dime qué te gusta…mmmm…-sentí cómo Fer me metía un dedo en el culo.

- Tienes unas nalgas deliciosas…piernas riquísimas y unas tetas…mmmmmmm

- Qué mas? –mi primer orgasmo se acercaba y Fer me abría el culo cada vez más.

- Eres bien cachonda, tienes una boquita estupenda…y coges belicoso, cómo te mueves…cómo aprietas con la concha…eres una güila, Tere.

- Sí, soy una güila…me encanta que me den verga…dime cosas, háblenme…

- Eres una putita, Teresita y te vamos a llenar de lechita…

- Sí, sí, denme leche, cabrones…ay, más, más, más…-en ese momento…

- Ah, ¿quiere más verga, maestra? Pues ahí le va, güila. –me la metió por el culo-

- Ay, con cuidado, así, así, Fer…ay, qué vergota tienes…-su amigo, Manu me abría las nalgas- me voy a venir…denme más…denme más…aaaaayyyyyyyyy qué ricoooo

- Le cabe un buen pedazo, maestra…se ve que se la cogen por el culo muy seguido, eh?

- Sí, me encanta por el culo…aaaaaaaaaa…a-a-a-a-a-a-a-a-a-a-aaaaaaaaaaaaaaa

- Denme su lechita…la quiero en el culo…vente, Fer, lléname el culo de leche

- Ya voy a acabar…voy a acabar, maestra…ahí va-ahí va…

- Sí, cabrón, lléname el culo de tu lechita…quiero sentirla bien caliente…vamos…me quiero venir cuando la sienta…

- Así me gustan las potranquitas, bien putas, como tú, zorrita…

- Aaaaaaaaahhhhhhhhhhh…ahí la tiene…maestra…mmmmmmmmm

- Aaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyy…aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa –fue delicioso sentir cómo me inundaba el culo con su abundante leche calientita; mi orgasmo fue inmediato y muy largo- ay, cabrón, me llenaste riquísimo…mmmmmmm –seguí moviéndome, aunque lento, porque aún tenía la verga de Manu dentro de mí.

- Ahora me toca a mí de perrito…-me di la vuelta y Fer estaba acostado en el suelo reponiéndose, así que me puse a limpiarle la verga a mamadas mientras Manu me daba por atrás.

- ¡Mira qué culo te cargas, zorrita!

- Mmmmmmmmmm…mmmmmmmmmmmmm…mmmmmmmmmmmmmm –me la metió de un empujón y bombeó con fuerza a cada embestida-

- Te voy a quitar tu pinche calzón –lo rompió; la verdad se habían tardado, aunque hacía rato que ya ni me acordaba de él- así se ve mejor el culo que me estoy cenando…Esta Teresa, sí que me lo endereza.

- Me la va a parar otra vez, maestra.

- Mmmm…mejor…mmmmmmmmmmm…mmmmmmmmmmmmm…me quiero tomar tu leche…mmmmmmmmm…mmmmmmmmmmmm

- Esta vieja no tiene llenadero, compa.

- Ya despertó el animal…otra vez…mmmmmmmmmmmmmm…mmmmmmmmm –luego de unos pocos minutos, la verga de Fer empezó a hincharse de nuevo, señal de que acabaría otra vez y Manu, me la metió en el culito; se moría por probarlo.

- Lo tienes apretadito, Teresita…que rico…ay, qué rico aprietas el culo, pinche puta, así, así…ordéñame la reata.

- Mmmmmm…mmmmmmm…¿así? –apretaba su verga con las contracciones de mi culito y en verdad fue como si lo ordeñara ya que tardó poco en venirse, aunque se salió para echarme su lechita en las nalgas y Fer cuando escuchó que se venía Manu, acabó en mi boca- mmmmmm…que rica lechita…mmmmmmm…mmmmmmmmmm

- Es una güila deliciosa, maestra.

- Sólo cuando y con quiero…soy una puta –le dije mientras lo masturbaba lentamente. Después de acabar, Manu me la volvió a meter hasta que perdió la erección y mi consciencia poco a poco volvía, fue una experiencia que jamás olvidare.



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